jueves, 23 de mayo de 2013

Kant y el precio de una persona.

Se dice que el mejor negocio del mundo sería comprar a una persona por lo que vale y venderla por lo que cree que vale, pero ¿cuál es nuestro verdadero precio?. Muchas son las veces que hemos oído hacer la pregunta de: ¿qué harías por un un millón de euros? ¿nos dejaríamos comprar por esa cantidad?. "Comprar" a alguien significa usar a esa persona, convertirla en medio, instrumentalizarla. Según Kant, instrumentalizar a alguien supone negarle su dignidad. La dignidad en su sentido más profundo es una cualidad humana que depende de la racionalidad y se refiere a la teoría que asegura que el ser humano está capacitado para cambiar su vida a partir del libre albedrío y del ejercicio de la libertad individual. Por lo tanto,"comprar" a alguien también supondría acabar con la libertad de esa persona. Nadie puede anular nuestro derecho de ser libres ni tomar decisiones por nosotros. Debemos ser nosotros mismos quienes construyamos nuestro propio camino.

No importa el color, la religion ni el sexo de las personas. Todos valemos lo mismo. Nuestras vidas no tienen precio, sea cual sea nuestro lugar en la Tierra. Ninguno de nosotros tiene un precio asignado, sino un valor máximo con independencia de cualquier circunstancia.

Para Kant, aquello que tiene precio puede ser sustituido por algo equivalente. Esto quiere decir que si las personas tuvieran realmente un precio podrían ser intercambiadas. Sin embargo, ¿cuál es nuestro equivalente? ¿Podemos intercambiar a un ser humano? Está claro que no. La persona tiene un valor absoluto por el mismo hecho de ser persona. La persona no tiene precio, sino valor, dignidad.

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